
Por azares del destino, nací propenso a la melancolía y la desidia, al apatismo y la inactividad. Me gusta estar solo, disfruto de mi mismo y cuando las cosas se ponen muy difíciles me recluyo sobre mi mismo. Debido a mi naturaleza, las cosas parecen más negativas de lo que son, y mi reacción agrava el asunto. La cuestión no es que mi vida este mal, es solo que nada de lo que hay en ella es realmente motivante para mi, todo tiene el mismo tamaño y la misma forma.
Pero cuando escucho alguna melodía que me gusta, ya sea triste o alegre, lenta o rápida, tranquila o estruendosa, esa pasividad emocional se diluye, el equipo en Stand By se enciende y me lleno de vida, de ideas, de inspiración.
Este poder de motivación que tiene el sonido armónicamente ensamblado logra efectos emocionales tan poderosos en nuestra actitud, el poder motivacional de la música es tal que es usado muy a menudo para mover y direccionar a las masas.
Podemos verlo en la publicidad que sugiere comer tomar o usar determinado producto y nos lo presentan acompañado de alguna muy sugestiva melodía, o al político de su preferencia con su cancioncilla pegajosa, y hasta las instituciones para promoverse utilizan este maravilloso descubrimiento del hombre.
El uso de la música tiene tal poder que a menudo es usado por grupos religiosos para dar énfasis en sus sermones y reuniones, dejando a la deidad bajar a través de las notas para tocar a cada uno de los fieles que en esos momentos de máxima sugestión “sienten” la presencia divina, claro que con tales melodías, se puede hacer que sientan lo que sea. No es que no se deba creer en la inspiración o el contacto divino, trascendental, pero tampoco se puede ignorar que muchos farsantes se aprovechan de esta sensibilidad para manipular. Hay que recordar que no todo lo que brilla es oro.
Miren a los músicos, desde los Beatles hasta Junior Klan, pasando por Jose Jose, Maná, el Tri U2, Cranberries, Coldplay. Cada uno de ellos plasmó en su música ideas, sentimientos y opiniones que llegaron a su público de una manera que pocos pueden dejar de resistir, con música, siendo una gran influencia para las masas.
Si bien es cierto que todos tenemos un criterio y que no porque escuchemos algo bien acompañado musicalmente vamos a seguirlo o coincidir con ello, también es cierto que no todos tenemos un criterio propio bien definido lo que nos hace propensos a la sugestión y que con música hasta a los criterios mas cimentados, esos mensajes al menos les llama la atención.
Y no es que haya que cuidarse de la música, o dejar de escucharla, no sugiero nada de ello, pero si hay que tener en cuenta su influencia, pues la mayoría de las decisiones que tomamos (conste que digo la mayoría, no todas), dependen mas de nuestro estado de ánimo o de nuestra disposición emocional en el momento, que de una racionalización exhaustiva previa. Y una buena melodía una temporada antes de votar, antes de entrar a la tienda o el súper, o antes de confiar un tramite ante una institución pueden muy bien dirigir nuestra decisión o apreciación del asunto hacia donde antes tal vez no considerábamos.
Así que la próxima vez que tarareen una melodía, piensen sobre lo que están tarareando, de donde vino y que ideas les está vendiendo esa melodía, puede que no estén del todo de acuerdo.