
De vez en vez, recuerdo que tengo una vida, y esta consiste en mas que trabajar medio día (doce horas diarias) y ver anime los fines de semana. Entonces uniendo disposición, algo de dinero y ganas con mis amigos, nos lanzamos a la aventura de un sábado de exploración y diversión.
Una de esas veces, tuvimos la ocurrencia de ir visitar a un amigo que vive en las arqueológicas inmediaciones del oriente del estado, así que poniéndole un poco de gasolina al tanque nos lanzamos a su casa desde nuestra apacible ciudad.
Como es costumbre (nuestra costumbre) después de cenar y de recorrer las tres únicas calles que tienen vida en esa población, nos quedamos sin algo divertido que hacer, por lo que recurrimos a nuestro activador social favorito: compramos dos canastillas y nos retiramos a un lugar de la vía publica mas privado. Escogimos una cancha de básquetbol que se localiza después de equis intrincadas vueltas a través de laberínticas calles del lugar.
Después de la segunda lata, nuestra filosófica charla se encaminó a un tema siempre pensado, pero no frecuentemente recurrido: Las relaciones sentimentales.
Cabe destacar que los ahí presentes no somos precisamente galanazos y rompecorazones. Hemos tenido nuestras decepciones tristes y lúgubres …y permanentes. Así que podría decirse que era la charla mas un recuento de los daños.
Mientras mas latas quedaban vacías mas filosóficos nos volvíamos y mas agudos nuestros comentarios. Entonces, el más experimentado de nosotros, en un arranque de inspiración, compartió sus experiencias y apreciaciones sobre el asunto, utilizando metáforas, parábolas, doritos, galletas y perros callejeros para ilustrarnos acerca de la dinámica de pareja.
Luego de reflexionar sobre tan valiosas enseñanzas, cada uno, según su punto de vista, historia personal y grado de embriaguez expuso lo que sacaba en claro de lo que había escuchado. En síntesis, con algo de amargura y resentimiento, la opinión general era que, nosotros habíamos comprobado como el ser un galán y tener a la cartera como amiga, era un gran apoyo para ser correspondido en el amor. No es que sostengamos que las mujeres son interesadas y frívolas (bueno si, pero es que estábamos ardidos y ebrios), solo queríamos entender, en que habíamos fallado nosotros en nuestros intentos para haber tenido tan pésima suerte en el amor.
Bueno, ya cuando estábamos llegando a posturas tipo Paquita la del Barrio, cuando uno de nosotros opinó que las mujeres siempre han preferido a los patanes sobre los niños buenos, tiernos y cariñosos como nosotros (niéguenlo, niéguenlo) uno de nuestros panelistas …digo, un amigo, que por primera ocasión se había mantenido sobrio, dijo unas palabras que yo consideré una gran verdad. El las dijo con cierto dejo de apatía, tal vez hartazgo de escuchar a puro borracho quejarse, tal vez porque en ese momento no le iba tan bien en ese asunto y como Chente nunca se queja aunque le vaya mal, en fin, sea como sea, dijo: Cada quien habla según como le vaya.
No pude estar mas de acuerdo con el, en realidad lo que dijo es redundante, si nosotros opinábamos como el escuchó, es precisamente porque así nos ha ido. Alguien que tuviera una mejor suerte, seguro tendría un punto de vista mas positivo, y sus palabras serían mas alegres y optimistas. Pero ahí solo estábamos los renegados, los despechados, los no elegidos, y nuestras palabras solo reflejaban eso, ¿Qué otra opinión podríamos dar? ¿sería sincera? Éramos el reflejo de nuestra historia, no se si lo dijo como regaño, así lo sentí, pero sus palabras encajaron perfectamente en la atmósfera y en mi mente.
El dijo: Cada quien habla según le vaya…
Espero pronto poder hablar diferente.
Hoy uno de aquellos presentes en aquella plática, por fin tiene a quien apapachar y quien lo apapache, seguro ahora hablará diferente, en hora buena mi amigo, espero ser el siguiente….
Una de esas veces, tuvimos la ocurrencia de ir visitar a un amigo que vive en las arqueológicas inmediaciones del oriente del estado, así que poniéndole un poco de gasolina al tanque nos lanzamos a su casa desde nuestra apacible ciudad.
Como es costumbre (nuestra costumbre) después de cenar y de recorrer las tres únicas calles que tienen vida en esa población, nos quedamos sin algo divertido que hacer, por lo que recurrimos a nuestro activador social favorito: compramos dos canastillas y nos retiramos a un lugar de la vía publica mas privado. Escogimos una cancha de básquetbol que se localiza después de equis intrincadas vueltas a través de laberínticas calles del lugar.
Después de la segunda lata, nuestra filosófica charla se encaminó a un tema siempre pensado, pero no frecuentemente recurrido: Las relaciones sentimentales.
Cabe destacar que los ahí presentes no somos precisamente galanazos y rompecorazones. Hemos tenido nuestras decepciones tristes y lúgubres …y permanentes. Así que podría decirse que era la charla mas un recuento de los daños.
Mientras mas latas quedaban vacías mas filosóficos nos volvíamos y mas agudos nuestros comentarios. Entonces, el más experimentado de nosotros, en un arranque de inspiración, compartió sus experiencias y apreciaciones sobre el asunto, utilizando metáforas, parábolas, doritos, galletas y perros callejeros para ilustrarnos acerca de la dinámica de pareja.
Luego de reflexionar sobre tan valiosas enseñanzas, cada uno, según su punto de vista, historia personal y grado de embriaguez expuso lo que sacaba en claro de lo que había escuchado. En síntesis, con algo de amargura y resentimiento, la opinión general era que, nosotros habíamos comprobado como el ser un galán y tener a la cartera como amiga, era un gran apoyo para ser correspondido en el amor. No es que sostengamos que las mujeres son interesadas y frívolas (bueno si, pero es que estábamos ardidos y ebrios), solo queríamos entender, en que habíamos fallado nosotros en nuestros intentos para haber tenido tan pésima suerte en el amor.
Bueno, ya cuando estábamos llegando a posturas tipo Paquita la del Barrio, cuando uno de nosotros opinó que las mujeres siempre han preferido a los patanes sobre los niños buenos, tiernos y cariñosos como nosotros (niéguenlo, niéguenlo) uno de nuestros panelistas …digo, un amigo, que por primera ocasión se había mantenido sobrio, dijo unas palabras que yo consideré una gran verdad. El las dijo con cierto dejo de apatía, tal vez hartazgo de escuchar a puro borracho quejarse, tal vez porque en ese momento no le iba tan bien en ese asunto y como Chente nunca se queja aunque le vaya mal, en fin, sea como sea, dijo: Cada quien habla según como le vaya.
No pude estar mas de acuerdo con el, en realidad lo que dijo es redundante, si nosotros opinábamos como el escuchó, es precisamente porque así nos ha ido. Alguien que tuviera una mejor suerte, seguro tendría un punto de vista mas positivo, y sus palabras serían mas alegres y optimistas. Pero ahí solo estábamos los renegados, los despechados, los no elegidos, y nuestras palabras solo reflejaban eso, ¿Qué otra opinión podríamos dar? ¿sería sincera? Éramos el reflejo de nuestra historia, no se si lo dijo como regaño, así lo sentí, pero sus palabras encajaron perfectamente en la atmósfera y en mi mente.
El dijo: Cada quien habla según le vaya…
Espero pronto poder hablar diferente.
Hoy uno de aquellos presentes en aquella plática, por fin tiene a quien apapachar y quien lo apapache, seguro ahora hablará diferente, en hora buena mi amigo, espero ser el siguiente….
2 comentarios:
interesante. todo es relativo. aunque tambien existen verdades absolutas, no se qué tanto estén a nuestro alcance tanto en temas profundos como triviales. "nada es verdad, nada es mentira: todo es del color del cristal con que se mira"
...Hoy, por fin puedo hablar diferente...
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