lunes, 31 de diciembre de 2012

¿Color o blanco y negro?




A fin de cuentas existen sus logros. Se tiene una profesión, un trabajo estable, un sueldo decente y una que otra comodidad, Y sobre todo salud, que no es la mejor (algunos kilitos y otros malos hábitos, pero en general buena salud). Poco a poco se van logrando algunas metas (artículos personales, un auto, próximamente una casa) y la vida exige pocos momentos de verdadera tensión. Todo parece en su lugar o próximo a ello.
De la mano de una situación similar, se desprenden otras cosas más sutiles. Esto es, cada día, en cada momento, vamos comenzando a adorar la estabilidad clasemediera. La vida no sobreabunda, pero no se exige que sobreabunde. Se es feliz con lo que se tiene y con lo poco que se necesita para conservarlo, algo de satisfacción y simpleza comienza a coronar nuestras sienes.
A final de cuentas, se cumplen las expectativas, aquellas que miden a los individuos en la sociedad en la que viven. Se tienen logros, se habla de ellos, se comparan con otros logros, propios y ajenos y el pecho se va inflando más con el paso de los años (a algunos también se les infla el abdomen).
Se vive como en un ensueño, se siente como que las cosas vayan encajando en la vida. Se siente útil. Y es en esos momentos, cuando el espíritu estornuda.
Y te despierta.
El primer pestañeo viene cuando comienzas a sentir que algo no encaja. Porque, a pesar de ir teniendo todo eso que se ha ido juntando, se siente como que algo falta. Es decir, tal vez cuando se era más joven, se tuvieron otros sueños y aspiraciones; pero conforme se fue creciendo, se fue aterrizando todo, y los esfuerzos, sumados y encaminados, llevaron a ser lo que se es ahora. Y es que se tiene lo que nuestros padres siempre quisieron: estabilidad y la oportunidad de algunos lujos. Pero, ¿porque de repente eso no es suficiente?, ¿Por qué de repente parece todo tan sombrío?
¿Será que todos tengamos ese pestañeo?, ¿que a todos nos afecte? O solo unos cuantos le prestan atención.

Hoy, vi de nuevo una película que no había visto desde al menos en diez años: PLEASANTVILLE (Amor en colores). Esa película me gustó mucho cuando la vi y desde eso. En ella plantean un universo donde todo es bueno, fácil y constante. Los sobresaltos de la vida, los contratiempos y las decepciones no tienen cabida. Todo esto es ambientado en una tranquila ciudad suburbana de los años 50’.
En esa ciudad todo transcurre tranquila y monótonamente       …Y en blanco y negro.
Unos hermanos, de “nuestro” universo, un chico que siempre parece frágil y poco  exitoso aunque intelectual y su hermana, que es toda una femme fatale, son enviados al universo de PLEASANTVILLE por medio de un artefacto “mágico”. Ahí lo primero con lo que se enfrentan es con la simpleza de la vida de los habitantes. Rutinas diarias, tanto en actos como en pensamientos, una excesiva facilidad para lograr las cosas, con lo que todo reto queda fuera. Y sobre todo una total inocencia.
En ese lugar, el hermano se siente más que en casa, pues además de conocer al dedillo la serie, le agrada ese ambiente, donde él puede ser alguien y sentir cierto control, cosa que no tiene en su “universo”. Caso contrario es su hermana, pues tanta simpleza e inocencia le son molestas, por lo que decide poner un poco de “emoción” al lugar, de la manera que mejor maneja.
A partir de esto muchas cosas empiezan a cambiar. Cosas, animales y personas comienzan, poco a poco, a adquirir color. Comportamientos, música, moda y avances tecnológicos empiezan a crear cambios en la apacible vida de la ciudad. Cada uno produciendo un cambio de blanco y negro a color.  
Esto no es muy bien visto por el sector conservador de la ciudad, que ve en los cambios, la destrucción de su modo de vida, con el cual se sienten tan cómodos y seguros. Y más especialmente categorizados. La represión y la discriminación se hacen presentes al tiempo y se puede sentir un enfrentamiento latente en el aire entre coloreados y no coloreados.
Para no hacer el cuento más largo, después de ciertas muestras de rebeldía e intentos por ser aceptados en la ciudad, los coloreados demuestran a los conservadores, que el adquirir color es resultado de un encuentro consigo mismo. Que viene de una aceptación consiente de aquello que se tiene muy adentro en el corazón. Que al aceptarlo, la percepción cambia y como resultado las actitudes cambian. Esto produce pues, que cambien de blanco y negro (simbolizando monotonía y represión) a ser a colores (una persona más consiente de sí mismo y más valiente).
Claro, la película (muy buena por cierto) lo presenta de manera más dramática, más rica, que esta simple explicación.
Al ver de nuevo esta película, regreso a mi aquella pregunta que me hice cuando la vi por primera vez: Yo, actualmente, si fuera enviado a Pleasantville, ¿seria blanco y negro, o sería a colores? Y creo que justo en este momento seria blanco y negro. Solo me falta un paso para ser a colores, como a muchos, pero mientras no lo dé, seguiré en mi dulce y cómodo ser monocromático.

¿Y tú, de qué color serias?



martes, 3 de mayo de 2011

Quiero aprender...




Estas últimas semanas he estado reflexivo acerca de lo que he aprendido a lo largo de mi vida respecto de amar a Dios. Como primera cosa, he aprendido que a pesar de desear siempre ser recto y justo en los caminos de Dios y buscar vivir conforme esa convicción, muchas veces me he visto a mi mismo cometiendo injusticias y siendo a menudo intolerante, egoísta, insensible, rencoroso y vengativo. Al hacer esta lista realmente me asusto.

Y lo primero que viene a mi mente es, porque, si mi corazón siempre se orienta hacia lo bueno, muchas veces termino siendo un reflejo de un corazón pobre, lastimado y asustado.

Recuerdo las veces que también han sido así conmigo y puedo decir que fueron innumerables. También ha habido personas que han sido importantes en mi vida y de igual modo han sido crueles o injustos o indiferentes ante mi situación, dolor o flaqueza.

Y poniendo todo en contexto me doy cuenta que de igual modo, esas personas también pudieron estar tan confundidas como yo con su actuar, pensando que han querido actuar de la mejor manera y han terminado lastimando o alejando a personas importantes en sus vidas.

Y pienso, wooow, cuantos malos entendidos, cuánto daño realizado sin desearlo, sin quererlo. Todo por la falta de madurez y de conocimiento de sí mismo de todos nosotros.

Es aquí cuando entra Dios en mis reflexiones.

Cuando le hablas a algunas personas de nuestras flaquezas, de nuestros errores, de nuestros enojos, de nuestros dolores. Lo primero que te dicen es que hay que entregar esas áreas de nuestra vida a Dios.

Y yo pienso que tienen razón.

Pero, ¿Qué significa precisamente entregarle esas áreas a Dios? ¿Cómo lo hacemos comúnmente?

Tomemos por ejemplo el dolor y el perdón.

Cuando recibimos un daño, ya sea físico o emocional, especialmente de alguien cercano e importante para nosotros. Las secuelas son terribles. Mucho de nosotros se sacude, se duele y se desestabiliza.

Aunque no lo busquemos, reaccionamos con enojo, y esto es completamente natural. Somos humanos. El enojo es una manera de autodefensa, nos protege del daño causado y nos prepara para defendernos. Fuimos creados así.

Pero también es cierto que el enojo nos pierde, porque también nos vuelve agresivos e hirientes y termina causando más daño que beneficio. Especialmente porque muchas veces el dolor deja tanta huella que el enojo no se va, aun cuando la causa del dolor ya se ha ido.

Puedes leer en la biblia mucho sobre el perdón y el deber del cristiano de estar en paz con su hermano. Leer mucho sobre perdonar para ser perdonado o por haber sido perdonado por Dios. Pero el perdón del que habla Jesús va más allá.

Yo quiero ir más allá.

Quiero hablar del perdón como resultado del amor. Ese amor que Dios nos brinda y que sana y que hace rebosar en nosotros el amor hacia los demás. Es decir, hablar del perdón no como un paso para sanar, si no como un resultado de haber sido sanado. Regresando al amor, ya no hay rencor. Comprendemos la fragilidad de aquel que nos lastimó y nos regocijamos en la certeza de cómo Dios nos ama y busca restaurarnos y sanarnos.

(Quiero hacer notar que yo, mucho tiempo no pude sentir esa certeza, mucho tiempo anduve lejos de Dios y en esos momentos de flaqueza me sentí solo y desvalido. No es mi caso ahora y por eso le doy gloria al Padre.)

Cuando se sufre un daño, mas que buscar primero perdonar; si buscas el amor de Dios, esté te cubrirá, te sanara y te restaurará. Serás libre. El enojo y la autocompasión se irán y ante tus ojos no habrá falta ya que perdonar. El perdón habrá sido dado y los frutos del espíritu estarán en ti. Verás a tu hermano como lo que es, un ser humano que también comete errores y tropieza.

Sin embargo reconozco que la dificultad de hacer esto es que, por causa del dolor, sentimos que somos víctimas, que se ha hecho sobre nosotros un daño que indigna y que no debemos permitir que nos hieran así de nuevo. El miedo nos dice que hay que ser duros y no dejarnos caer o dejarnos vencer. Y vemos a Dios, más que como nuestro padre amoroso y sanador, como nuestro bastón o tabla. Es normal reaccionar primeramente así, pero conforme vayamos asimilando el amor de Dios sobre nosotros esto cambiará y mientras más pronto entendamos y vivamos que amar fortalece y busca entregar, enseñar, compartir y ser pleno, mas pronto nos desharemos de ese lastre que deja el dolor.

Esta restauración no se limita al dolor, Pues Dios restaura integralmente, verás como otras áreas de tu vida comienzan a sanar pues el amor de Dios te hace ver todo con nuevos ojos.

Claro, hay que ser constantes en buscar la comunión con el Padre, porque somos susceptibles de la influencia y sin realimentar lo que Dios nos brinda, podemos caer de nuevo en viejos hábitos y entregarnos al sufrimiento de nuevo. Busquemos a Dios cada momento de nuestras vidas y el nos hará cada vez más preparados para cualquier prueba.

El perdón también aplica de este modo para nosotros mismos. Porque algunos no nos perdonamos a nosotros mismos tanto como a los demás.

Por las veces que he sido yo quien ha lastimado, sinceramente pido perdón.

Dios nos bendiga a todos y nos de cada día lo que necesitamos para ser lo que Él quiere de nosotros. Buen día

domingo, 31 de octubre de 2010

Eso que nos falta

Una vez un rico se acercó a Jesús y le dijo:

- ¿Maestro bueno que he de hacer para tener en herencia vida eterna?

–¿Por qué me llamas bueno? Bueno solamente hay uno: Dios. Ya sabes los mandamientos: ‘No cometas adulterio, no mates, no robes, no mientas en perjuicio de nadie y honra a tu padre y a tu madre.’

- El hombre le dijo:

- Todo eso lo he cumplido desde joven.

- Al oírlo, Jesús le contestó:

- Todavía te falta una cosa

Y cuando el joven rico escuchó de qué se trataba eso que le faltaba, se puso triste, pues era precisamente eso que no estaba dispuesto a dejar.

Y nos ponemos a pensar, que es eso que a nosotros nos ata. Porque muchos podrán decir:

- “Ahhh, dejar riquezas, dejar amigos, yo lo haría o lo hago por el señor”

Muy bien, hay cosas que son fáciles de dejar para algunos y a otros les ata más el corazón. Pero esa cosa que nos falta, es diferente para cada uno. Tal vez si hubiese sido un alfarero que amara hacer sus jarrones y ollas, le hubiese dicho deja tu arte y sígueme.

¿Y si hubiese sido un hombre pobre que fue huérfano?

Alguien me dijo que se ama a Cristo en la medida que renunciamos a nosotros mismos. ¿Pero que es renunciar a nosotros mismos? ¿A caso el quiere que lo sigamos pobres? ¿O huérfanos? ¿O llanos?

Y si el rico, aun con tristeza en su corazón hubiera dicho:

- Hecho maestro, te sigo.

Y entonces el joven rico hubiera ido y regalaba todo, por seguir a Cristo. Pero aun con dolor en el corazón por dejar esas posesiones que tanto ama. ¿Hubiera valido de algo su acto, aunque su corazón aun tambaleara? ¿Será que después hubiese hallado paz al pasar el tiempo y entregado a Cristo completamente? ¿O el era de esos que dice la escritura que muchos son los llamados pero pocos los escogidos? ¿La intención es lo que cuenta?

El joven rico, ese que preguntó que tenía que hacer para obtener un premio con Dios.

Te pregunto y contéstatete tú a ti mismo, a Dios. ¿Porque lo sigues? ¿Quieres tener en herencia la vida eterna? ¿No quieres pisar el Hades? ¿Tal vez por qué lo amas?

Te pregunto lo siguiente:

¿A Dios hay que amarlo o temerlo? ¿Qué implica cada cosa?

¿Por qué seguir a Cristo? ¿Por qué buscar a Dios?

Muchos contestan fácil, ya se saben la pregunta: “Porque amo a Dios, porque El cambió mi vida, porque El me da la paz que nunca había encontrado, porque El es grande y misericordioso”

Y me pregunto si esas respuestas serán de ellos, o solo las repiten como las han aprendido, con la vehemencia que la emoción les otorga.

Si yo estuviera frente a Jesús, pidiéndole seguirlo, estaría en un lugar muy similar al rico. Conozco la escritura y he guardado los mandamientos desde mi juventud, he tropezado en algunos, pero en general, no soy de los impíos, ni mucho menos. Según yo, estoy haciendo con mi vida y mis actos, una vida limpia (en lo humanamente posible) y recta.

Pero viene Jesús y me dice:

- HENRY, TODAVIA TE FALTA UNA COSA.

Y yo pienso. No es familia lo que me ata, no son amigos, no son posesiones, no es mi arte, no es trabajo. Muchas cosas ni siquiera las tengo, ni siquiera las he buscado, así que dejarlas, si las tuviera…

Pero hay anhelos. Hay anhelos del corazón, cosas que no tengo pero si he buscado, Nunca he tenido, pero son importantes y llenan mi corazón.

Entonces El me dirá:

- - Renuncia a tus anhelos, ven y sígueme.

Y entonces, Oh joven rico, estoy justo en tus zapatos, pero yo no soy tu. ¿A quién les regalo mis anhelos que son muy míos? ¿Cómo callo mi corazón con sus afanes? ¿A poco solo se presiona el botón y ya? Pero tomo la resolución:

- Está bien, no es algo que pueda hacer fácil, pues son anhelos de juventud y han estado conmigo de años, pero si es lo que necesito hacer, lo haré. Solo déjame acompañarte mientras se apagan, mientras se evaporan.

Y la pregunta es: ¿Por qué quisiera Cristo que renuncie a mis anhelos? A caso le gusta que le siga gente estoica? ¿Por qué quiero yo seguirlo, tanto lo amo?

Y he aquí donde me encuentro.

¿Lo admiro?: Si, y mucho. ¿Lo amo?: No podría decir que sí.

¿Porque querer seguirlo entonces?

Sé que El me ama, me lo ha demostrado en muchas ocasiones, no con bienes materiales, no con deseos cumplidos (de hecho casi nunca me cumple nada, Padre riguroso ha sido conmigo). Pero ha procurado bendecirme en esos momentos que yo por necedad no he querido buscarlo ni pedirle nada. Me ha dado conocimiento e inteligencia y me ha presentado situaciones que me han hecho dudar y me han hecho también convencerme. Me ha mostrado situaciones donde no alcanzo a comprender porque se actúa de tal modo y me ha permitido sembrar la semilla en mi corazón de mejorar esas cosas. He ha dejado ir y venir y sentirme libre y cada vez me ha recibido con los brazos abiertos. Como un hijo libertino, no estoy acostumbrado a sentir que amo a mi padre, pues considero las muestras de cariño sentimentalismos fuera de mi estatus.

Pero estoy cansado de este andar. Y El ha puesto en mi camino a hermanos que como yo, están justo en este punto. Avergonzados, con anhelos, con dudas, con carga extra en el corazón (y no me refiero a pesares que queramos que EL nos sane). Pero que sienten que el Padre no ha dejado de llamarnos y quiere recibirnos.

¿Porque hay algo a que renunciar?

Porque Dios solo nos pide una cosa, solo quiere una cosa, solo nos invita a una cosa: Que lo amemos más que a nada. Quiere, busca una relación completa, El-Nosotros (YO). Sin nada más importante en el corazón. Yo pienso que no es que tiremos nuestros anhelos, sino más bien, que ellos no gobiernen nuestra vida. Que el primer lugar sea en El. No quiere privarnos de nuestros anhelos, al igual que no quería la vida de Isaac.


Por eso hoy estoy aqui, entregandome tal cual estoy, y buscando mi lugar en su rebaño. No quiero pedirle nada, porque ya mucho me ha dado y me dará sin que le pida. Quiero darle, quiero ofrendarle lo único que puedo dar: Mi compromiso.

Soy impulsivo, soy apático, soy reflexivo, indeciso, soy entusiasta, soy un cumulo de fases y contradicciones, pero se que el me tiene un lugar justo para todas mis peculiaridades y me sabrá indicar, cuales ya no son necesarias.

Aqui estoy, amigos, hermanos de cada viernes. Aqui estamos, comenzamos.



domingo, 10 de octubre de 2010

Con un poco de sabor japones

Desde inicio de año, me he entregado a la Japanimania. Un día de diciembre del año pasado que me encontraba recién desempleado (afortunadamente ya no lo estoy) me dio por entrar a una página de manga online. En esa página me recibieron con sugerencias de lectura de los más comunes Naruto, Bleach, One peace, etc.… Pero realmente esos no me llamaban para ser leídos. Considero que esos son muy buenos para ver en animación, pero otra cosa es leerlos.


Llevo algún tiempo siendo asiduo fan del anime (unos dos años), y en ese momento ya llevaba varias series digeridas, con horas-fin de semana invertidas hasta la madrugada pues las historias me enganchaban. Pero leer el manga siempre me había parecido deficiente, como que podría faltarle algo a la narración limitada por viñetas. No tiene la libertad que da una redacción pura y le faltan los toques especiales que concede la animación, por lo que debería ser una expresión limitada de la historia, que mejoraría al llevarla al anime.


Pues que descubrí: Nada más lejos de la realidad. Realmente estos dibujantes japoneses son unos maestros en combinar los cuadros, las escenas, gestos, espacios y en motivar la imaginación del lector que enriquece el enlace entre viñeta y viñeta. En fin, la historia si al caso se multiplica en detalles y en matices.


El primer manga que leí fue Video Girl Ai de Masakazu Katsura, esto cuando estaba en la preparatoria, en aquellos legendarios años. Un amigo me prestó algunos tomos que me engancharon de inmediato, pues la historia me gustaba y el protagonista me identificaba plenamente.


No logré terminar de leer la historia, pero se quedó en mi mente como algo que hacer en el futuro. Y así pasaron varios años, hasta que a finales de la carrera, se abrió una sucursal de la editorial en mi ciudad. Cosa natural que fui a conseguir todos los tomos. He de confesar que me hice con todos.


Sin embargo mi historia termina triste pues le presté mi tesoro a una amiga que además de que no los leyó, los dejó en algún lugar perdido en su casa donde les cayó la lluvia y terminaron hechos sopa. Fin de la historia de los tomos de Video Girl Ai.


La primera historia que lei online es la muy afamada Ichigo 100% de Mizuki Kawashita, una historia Shonen de vida escolar y situaciones sentimentales que giran en torno a Jumpei Manaka. Una historia que me pareció muy agradable.


Entre los dos tipos de historia más comunes, que son Shonen y Shojo, dirigidos a chicos y chicas de edad escolar respectivamente. He encontrado que ambos tienen historias muy buenas. Una que me gustó mucho pues me hizo desternillarme de risa fue LOVELY COMPLEX de Aya Nakahara, las ocurrencias de Otani y Rita son geniales. Los temas un poco más fuertes, de contenido adulto (no necesariamente hentai OJOO!!) vienen en el tipo Seinen.



Muchos piensan que leer manga o ver anime es para niños. Bueno con los ejemplos que pone la televisión abierta sobre anime no me sorprende esa opinión. Sin embargo hay un gran abanico de temas e historias en el repertorio, que no se pueden encasillar en “caricaturas para niños”, pues algunas resultan demasiado maduras y fuertes aun siendo Shonen.

Los japoneses han encontrado un magnifico medio de expresión en el dibujo, asi que sus producciones son hechas recuriendo a este. Historias y/o producciones que bien podrían ser hechas con actores de carne y hueso, se podrían expresar mejor con animación, dado que también tienen gente con un gran talento para esto. El mercado de animación y revistas japonesas ha crecido considerablemente. Y el internet le ha dado un grandísimo empuje fuera de Japon.


Hay fanáticos de todo tipo de historias de manga y anime a lo ancho del globo, en casi todos los idiomas. Con gente de Fansubs que se dedican a difundir las historias y dejarles dar un vistazo a los que quieran conocer sobre ellos, traduciendo y editando miles de mangas.



Les invito a que se animen y lean o vean algo de manga o anime, realmente hay de todo y para todo, seguro encontraran algo que les guste.

lunes, 28 de septiembre de 2009

Preludio


Anduve por el centro de la ciudad por un rato, recorriendo las calles cercanas a la plaza mayor. Miraba los edificios, las luces y el contraste con la oscuridad más allá de las lámparas de los postes; Es curioso, hay cierta oscuridad entre el techo de los edificios y el cielo, porque el cielo vuelve a ser claro, gracias al reflejo de la luz que llega a la semi niebla que flota arriba.
Mientras caminaba por una esquina que tenía una tienda departamental en la esquina noreste de la plaza, me llamó la atención un indigente que estaba parado en la esquina del edificio. La tienda es de cierto prestigio y elegancia y la gente que vi entrar y salir podría fácilmente señalarse como “acomodada”. Pensar en el contraste entre gente que tiene el suficiente dinero para consumir trivialidades costosas mientras otros no tienen ni que llevarse a la boca, me causo gracia, no había muestras de empatía, solo rechazo. Bueno a fin de cuentas C’est la vie.
Una cuadra antes de llegar a la plaza pasé por un paradero de camiones, justo cuando pasaba vi a una persona con una botella de plástico rellena de algo que parecía ser arroz pidiendo permiso al camionero para subir a realizar su acto, el camionero le puso mil pretextos; al final el músico tuvo que pagar su pasaje para poder subir, cosa que considero justa, porque como mínimo el sacaría unos veinte pesos limpios, y si tiene suerte hasta cincuenta pesos, siempre hay gente dispuesta a darles algo, aunque yo no. A veces pienso que ser payaso , músico de camión o limosnero podría ser un buen trabajo,…si tal vez un día de estos...
Al llegar a la plaza, en la esquina suroeste había un tumulto de gente, y al acercarme comencé a escuchar a una persona que sobre una tarima pequeña hablaba sobre el gobierno. Usaba un altavoz y su tono era de enojo. Hablaba sobre impuestos, sobre trabajo, sobre pobreza y sobre corrupción; criticaba enfáticamente a un solo partido y sus palabras altisonantes parecían alimentar la emoción de los que ahí escuchaban, claro que otros pasaban por ahí, escuchaban y se retiraban moviendo negativamente la cabeza. A mí en lo personal, me interesaba más observar las reacciones de las personas reunidas en ese lugar con cada palabra del ponente. La gente que escuchaba atentamente parecía ser gente mayor, de más de cuarenta años, algunos con gorras de tela de alguna tienda de material eléctrico o de algún equipo de béisbol, otros con sombrero, camisa blanca y chancletas. Claramente se veía que era gente de escasa preparación y proveniente de zonas rurales. Vaya, pensaba, que fácil podría ser poner de mi parte a ese grupo de personas, escogiendo un tema de interés común y siendo un poco efusivo al expresarme.
Caminé hacia el otro lado, la gente iba y venía, platicando, otros solos, algunos alegres otros serios, todos y cada uno ajeno al resto del mundo. Al llegar al centro de la plaza, me encontré con otro grupo de personas, que estaban rodeando a dos payasos callejeros. Me acerqué y me mezclé entre los ahí reunidos, los payasos hacían rutinas gastadas y viejas, miré a las personas y vi que algunos reían tímidamente, otros solo hacían gestos con cada chiste. No me explicaba que los hacía permanecer ahí, tal vez esperaban que alguna de las bromas fuera buena. Me di media vuelta y fui a sentarme a una banca a unos metros de donde actuaban los payasos. Puse mi mochila sobre el piso al lado de la banca, y la enganché a mi pierna de modo que nadie pudiera tomarla. Cerré los ojos, sentía el aire en mi cara, los abrí y miré al cielo, solo vi nubes y resplandor, la ciudad se había robado el cielo y secuestrado las estrellas. La gente seguía yendo y viniendo frente a mí, pensé que aun rodeado de tanta gente, una persona podría estar tan infinitamente sola, sonreí de nuevo, es bueno la individualidad, cada quien es responsable de sí mismo.
Cerré los ojos de nuevo, respiré hondo, estaba muy emocionado, el momento había llegado. Estaba listo, todos lo estaban, volví a sonreír, pensé que en un momento todo se habrá consumado, metí la mano en la mochila, saqué la ametralladora S-Uzi al momento que me ponía de pie, apunté a los que miraban a los payasos, ellos sonreían.
Yo sonreí,  y presioné el gatillo…




martes, 4 de agosto de 2009

...Siguiendo mi camino



A veces pienso en escribir sobre política, sobre la pobreza, sobre las desigualdades en nuestro país. En ahondar sobre las propuestas de nuestros lideres, sobre sus intentos de hacer de México un país mejor o sobre los problemas culturales, de discriminación y de intolerancia. Pero la verdad, es que no soy muy bueno para eso. Es decir, no siento que sea un tema donde posea amplios conocimientos como para hacer una disertación, ensayo o retórica. Hay otros que tienen mejor disposición y/o preparación para esos temas. Yo soy mas simple, mas directo. Me gusta discutir sobre otras cosas, que pienso, son igual de serias, profundas y universales. Me gusta hablar de los anhelos, los miedos, las motivaciones. Lo que hay detrás de cada ser humano, lo que nos mueve; lo que nos detiene; lo que nos confunde. Mayormente hablo de lo que mas me mueve, detiene y confunde: Lo sentimental. Claro hay más cosas que eso, pero, ¿a poco es tan ajeno a los demás?, es cierto que cuando hablo de ello, parte de mi personalidad le da cierto aire de broma, o de sarcasmo. Bueno así expreso las cosas yo. Pero hablando de lo sentimental, del enamoramiento, muchos podrían decir que eso es cursi. Yo pienso que nada más lejos de la realidad. Porque yo veo en todo eso, un conjunto de lo anterior, es decir, veo cosas que nos mueven, nos detienen, nos confunden, nos asustan. Cuando buscamos o en el mejor de los casos encontramos a alguien con quien compartirnos, hay muchas cosas detrás de ello. Decimos enamorarnos, ¿realmente lo estamos? Nos vemos felices, es cierto, pero, ¿felices porque? ¿Por estar con la persona “amada”? ¿Por tener un cambio en nuestra vida? ¿Por estar menos solo? El personaje de televisión Dr House tiene una frase muy conocida: “Todo el mundo miente, y lo hace siempre”… y lo peor, a veces, lo hace consigo mismo.

Veo el mundo que corre, veo gente que va a la disco 6 días a la semana, veo gente que se pasa privada de borracha cada fin de semana, veo gente que deja fortunas en ropa y vestimenta. Yo me pregunto: ¿eso es algún síntoma de que algo anda mal? Como si todo aquello fuera una muletilla para una vida vacía, como si el faltar al ritual semanal perdiera a la persona y le hiciera abrir los ojos y mirarse a si misma… vacía. Muchos dirán: “¿Que te pasa? Yo soy feliz como soy, viviendo así, no tengo ningún problema.” Entonces, ¿porqué tanto apego a lo materia? ¿A la satisfacción de los sentidos? ¿A poco el mundo es un mundo hedonista puro? Pues también el medio para hallar esas satisfacciones puede ser inconveniente, además no todos los placeres son positivos.
¿Dónde están los que miran la vida y se preguntan miles de cuestiones? ¿Los inconformes, los que quieren conocer el otro lado del rió? Yo los busco, porque siento que solo con ellos me entiendo. Este mundo corre, vuela, se mueve muy rápido, pero no va por mi camino, no puedo ni quiero seguirlo. Pero tampoco quiero estar solo todo el tiempo, si, tengo necesidades, lo reconozco, no se si sea bueno o malo el necesitar algo, pero la necesidad viene de la insatisfacción, de la ausencia, así que cuando se necesita algo, que hay de malo en querer satisfacer, especialmente cuando nunca lo ha sido. No trato de volverlo una carrera de satisfacciones, arriba he mencionado que estoy en contra de ello. Pero todo tiene su lugar y su cantidad.
A veces siento una completa incapacidad para conectarme con los demás, y no se hasta que punto he sido yo el que se ha alejado y cuanto se han alejado los demás. No es que se alejen deliberadamente (o yo), es solo que nuestras motivaciones apuntan hacia lugares y situaciones diferentes. Luego entonces, ¿vamos paralelos o divergentes? ¿Hay alguien que diverja conmigo? Quisiera sentir que no vuelo solo… Que no puedo caer sin ser rescatado…

jueves, 23 de julio de 2009

Noches de charlas, canastillas y paseos




De vez en vez, recuerdo que tengo una vida, y esta consiste en mas que trabajar medio día (doce horas diarias) y ver anime los fines de semana. Entonces uniendo disposición, algo de dinero y ganas con mis amigos, nos lanzamos a la aventura de un sábado de exploración y diversión.

Una de esas veces, tuvimos la ocurrencia de ir visitar a un amigo que vive en las arqueológicas inmediaciones del oriente del estado, así que poniéndole un poco de gasolina al tanque nos lanzamos a su casa desde nuestra apacible ciudad.

Como es costumbre (nuestra costumbre) después de cenar y de recorrer las tres únicas calles que tienen vida en esa población, nos quedamos sin algo divertido que hacer, por lo que recurrimos a nuestro activador social favorito: compramos dos canastillas y nos retiramos a un lugar de la vía publica mas privado. Escogimos una cancha de básquetbol que se localiza después de equis intrincadas vueltas a través de laberínticas calles del lugar.

Después de la segunda lata, nuestra filosófica charla se encaminó a un tema siempre pensado, pero no frecuentemente recurrido: Las relaciones sentimentales.

Cabe destacar que los ahí presentes no somos precisamente galanazos y rompecorazones. Hemos tenido nuestras decepciones tristes y lúgubres …y permanentes. Así que podría decirse que era la charla mas un recuento de los daños.

Mientras mas latas quedaban vacías mas filosóficos nos volvíamos y mas agudos nuestros comentarios. Entonces, el más experimentado de nosotros, en un arranque de inspiración, compartió sus experiencias y apreciaciones sobre el asunto, utilizando metáforas, parábolas, doritos, galletas y perros callejeros para ilustrarnos acerca de la dinámica de pareja.

Luego de reflexionar sobre tan valiosas enseñanzas, cada uno, según su punto de vista, historia personal y grado de embriaguez expuso lo que sacaba en claro de lo que había escuchado. En síntesis, con algo de amargura y resentimiento, la opinión general era que, nosotros habíamos comprobado como el ser un galán y tener a la cartera como amiga, era un gran apoyo para ser correspondido en el amor. No es que sostengamos que las mujeres son interesadas y frívolas (bueno si, pero es que estábamos ardidos y ebrios), solo queríamos entender, en que habíamos fallado nosotros en nuestros intentos para haber tenido tan pésima suerte en el amor.

Bueno, ya cuando estábamos llegando a posturas tipo Paquita la del Barrio, cuando uno de nosotros opinó que las mujeres siempre han preferido a los patanes sobre los niños buenos, tiernos y cariñosos como nosotros (niéguenlo, niéguenlo) uno de nuestros panelistas …digo, un amigo, que por primera ocasión se había mantenido sobrio, dijo unas palabras que yo consideré una gran verdad. El las dijo con cierto dejo de apatía, tal vez hartazgo de escuchar a puro borracho quejarse, tal vez porque en ese momento no le iba tan bien en ese asunto y como Chente nunca se queja aunque le vaya mal, en fin, sea como sea, dijo: Cada quien habla según como le vaya.

No pude estar mas de acuerdo con el, en realidad lo que dijo es redundante, si nosotros opinábamos como el escuchó, es precisamente porque así nos ha ido. Alguien que tuviera una mejor suerte, seguro tendría un punto de vista mas positivo, y sus palabras serían mas alegres y optimistas. Pero ahí solo estábamos los renegados, los despechados, los no elegidos, y nuestras palabras solo reflejaban eso, ¿Qué otra opinión podríamos dar? ¿sería sincera? Éramos el reflejo de nuestra historia, no se si lo dijo como regaño, así lo sentí, pero sus palabras encajaron perfectamente en la atmósfera y en mi mente.

El dijo: Cada quien habla según le vaya…

Espero pronto poder hablar diferente.



Hoy uno de aquellos presentes en aquella plática, por fin tiene a quien apapachar y quien lo apapache, seguro ahora hablará diferente, en hora buena mi amigo, espero ser el siguiente….