En este universo peculiar los asuntos del amor eran tratados por una inmobiliaria social divina. La gerencia (llámese La vida, El destino, Dios) tenía como regla asignar a las parejas enamoradas una pequeña casita, de un cuarto, para que vivieran juntos. Eso sí, era regla inmutable, que si la casita era abandonada y dejada derruir, los auditores del tiempo la demolerían completamente para dejar el lugar vacío y construir otra casita para otros enamorados. Se destruía pues la casita, dado que era única para cada pareja y era imposible compartirla con otra persona que no sean a quienes se les entregó.
miércoles, 5 de febrero de 2014
La casita abandonada
En este universo peculiar los asuntos del amor eran tratados por una inmobiliaria social divina. La gerencia (llámese La vida, El destino, Dios) tenía como regla asignar a las parejas enamoradas una pequeña casita, de un cuarto, para que vivieran juntos. Eso sí, era regla inmutable, que si la casita era abandonada y dejada derruir, los auditores del tiempo la demolerían completamente para dejar el lugar vacío y construir otra casita para otros enamorados. Se destruía pues la casita, dado que era única para cada pareja y era imposible compartirla con otra persona que no sean a quienes se les entregó.
lunes, 31 de diciembre de 2012
¿Color o blanco y negro?
martes, 3 de mayo de 2011
Quiero aprender...

Estas últimas semanas he estado reflexivo acerca de lo que he aprendido a lo largo de mi vida respecto de amar a Dios. Como primera cosa, he aprendido que a pesar de desear siempre ser recto y justo en los caminos de Dios y buscar vivir conforme esa convicción, muchas veces me he visto a mi mismo cometiendo injusticias y siendo a menudo intolerante, egoísta, insensible, rencoroso y vengativo. Al hacer esta lista realmente me asusto.
Y lo primero que viene a mi mente es, porque, si mi corazón siempre se orienta hacia lo bueno, muchas veces termino siendo un reflejo de un corazón pobre, lastimado y asustado.
Recuerdo las veces que también han sido así conmigo y puedo decir que fueron innumerables. También ha habido personas que han sido importantes en mi vida y de igual modo han sido crueles o injustos o indiferentes ante mi situación, dolor o flaqueza.
Y poniendo todo en contexto me doy cuenta que de igual modo, esas personas también pudieron estar tan confundidas como yo con su actuar, pensando que han querido actuar de la mejor manera y han terminado lastimando o alejando a personas importantes en sus vidas.
Y pienso, wooow, cuantos malos entendidos, cuánto daño realizado sin desearlo, sin quererlo. Todo por la falta de madurez y de conocimiento de sí mismo de todos nosotros.
Es aquí cuando entra Dios en mis reflexiones.
Cuando le hablas a algunas personas de nuestras flaquezas, de nuestros errores, de nuestros enojos, de nuestros dolores. Lo primero que te dicen es que hay que entregar esas áreas de nuestra vida a Dios.
Y yo pienso que tienen razón.
Pero, ¿Qué significa precisamente entregarle esas áreas a Dios? ¿Cómo lo hacemos comúnmente?
Tomemos por ejemplo el dolor y el perdón.
Cuando recibimos un daño, ya sea físico o emocional, especialmente de alguien cercano e importante para nosotros. Las secuelas son terribles. Mucho de nosotros se sacude, se duele y se desestabiliza.
Aunque no lo busquemos, reaccionamos con enojo, y esto es completamente natural. Somos humanos. El enojo es una manera de autodefensa, nos protege del daño causado y nos prepara para defendernos. Fuimos creados así.
Pero también es cierto que el enojo nos pierde, porque también nos vuelve agresivos e hirientes y termina causando más daño que beneficio. Especialmente porque muchas veces el dolor deja tanta huella que el enojo no se va, aun cuando la causa del dolor ya se ha ido.
Puedes leer en la biblia mucho sobre el perdón y el deber del cristiano de estar en paz con su hermano. Leer mucho sobre perdonar para ser perdonado o por haber sido perdonado por Dios. Pero el perdón del que habla Jesús va más allá.
Yo quiero ir más allá.
Quiero hablar del perdón como resultado del amor. Ese amor que Dios nos brinda y que sana y que hace rebosar en nosotros el amor hacia los demás. Es decir, hablar del perdón no como un paso para sanar, si no como un resultado de haber sido sanado. Regresando al amor, ya no hay rencor. Comprendemos la fragilidad de aquel que nos lastimó y nos regocijamos en la certeza de cómo Dios nos ama y busca restaurarnos y sanarnos.
(Quiero hacer notar que yo, mucho tiempo no pude sentir esa certeza, mucho tiempo anduve lejos de Dios y en esos momentos de flaqueza me sentí solo y desvalido. No es mi caso ahora y por eso le doy gloria al Padre.)
Cuando se sufre un daño, mas que buscar primero perdonar; si buscas el amor de Dios, esté te cubrirá, te sanara y te restaurará. Serás libre. El enojo y la autocompasión se irán y ante tus ojos no habrá falta ya que perdonar. El perdón habrá sido dado y los frutos del espíritu estarán en ti. Verás a tu hermano como lo que es, un ser humano que también comete errores y tropieza.
Sin embargo reconozco que la dificultad de hacer esto es que, por causa del dolor, sentimos que somos víctimas, que se ha hecho sobre nosotros un daño que indigna y que no debemos permitir que nos hieran así de nuevo. El miedo nos dice que hay que ser duros y no dejarnos caer o dejarnos vencer. Y vemos a Dios, más que como nuestro padre amoroso y sanador, como nuestro bastón o tabla. Es normal reaccionar primeramente así, pero conforme vayamos asimilando el amor de Dios sobre nosotros esto cambiará y mientras más pronto entendamos y vivamos que amar fortalece y busca entregar, enseñar, compartir y ser pleno, mas pronto nos desharemos de ese lastre que deja el dolor.
Esta restauración no se limita al dolor, Pues Dios restaura integralmente, verás como otras áreas de tu vida comienzan a sanar pues el amor de Dios te hace ver todo con nuevos ojos.
Claro, hay que ser constantes en buscar la comunión con el Padre, porque somos susceptibles de la influencia y sin realimentar lo que Dios nos brinda, podemos caer de nuevo en viejos hábitos y entregarnos al sufrimiento de nuevo. Busquemos a Dios cada momento de nuestras vidas y el nos hará cada vez más preparados para cualquier prueba.
El perdón también aplica de este modo para nosotros mismos. Porque algunos no nos perdonamos a nosotros mismos tanto como a los demás.
Por las veces que he sido yo quien ha lastimado, sinceramente pido perdón.
domingo, 31 de octubre de 2010
Eso que nos falta
Una vez un rico se acercó a Jesús y le dijo:
- ¿Maestro bueno que he de hacer para tener en herencia vida eterna?
–¿Por qué me llamas bueno? Bueno solamente hay uno: Dios. Ya sabes los mandamientos: ‘No cometas adulterio, no mates, no robes, no mientas en perjuicio de nadie y honra a tu padre y a tu madre.’
- El hombre le dijo:
- Todo eso lo he cumplido desde joven.
- Al oírlo, Jesús le contestó:
- Todavía te falta una cosa
Y cuando el joven rico escuchó de qué se trataba eso que le faltaba, se puso triste, pues era precisamente eso que no estaba dispuesto a dejar.
Y nos ponemos a pensar, que es eso que a nosotros nos ata. Porque muchos podrán decir:
- “Ahhh, dejar riquezas, dejar amigos, yo lo haría o lo hago por el señor”
Muy bien, hay cosas que son fáciles de dejar para algunos y a otros les ata más el corazón. Pero esa cosa que nos falta, es diferente para cada uno. Tal vez si hubiese sido un alfarero que amara hacer sus jarrones y ollas, le hubiese dicho deja tu arte y sígueme.
¿Y si hubiese sido un hombre pobre que fue huérfano?
Alguien me dijo que se ama a Cristo en la medida que renunciamos a nosotros mismos. ¿Pero que es renunciar a nosotros mismos? ¿A caso el quiere que lo sigamos pobres? ¿O huérfanos? ¿O llanos?
Y si el rico, aun con tristeza en su corazón hubiera dicho:
- Hecho maestro, te sigo.
Y entonces el joven rico hubiera ido y regalaba todo, por seguir a Cristo. Pero aun con dolor en el corazón por dejar esas posesiones que tanto ama. ¿Hubiera valido de algo su acto, aunque su corazón aun tambaleara? ¿Será que después hubiese hallado paz al pasar el tiempo y entregado a Cristo completamente? ¿O el era de esos que dice la escritura que muchos son los llamados pero pocos los escogidos? ¿La intención es lo que cuenta?
El joven rico, ese que preguntó que tenía que hacer para obtener un premio con Dios.
Te pregunto y contéstatete tú a ti mismo, a Dios. ¿Porque lo sigues? ¿Quieres tener en herencia la vida eterna? ¿No quieres pisar el Hades? ¿Tal vez por qué lo amas?
Te pregunto lo siguiente:
¿A Dios hay que amarlo o temerlo? ¿Qué implica cada cosa?
¿Por qué seguir a Cristo? ¿Por qué buscar a Dios?
Muchos contestan fácil, ya se saben la pregunta: “Porque amo a Dios, porque El cambió mi vida, porque El me da la paz que nunca había encontrado, porque El es grande y misericordioso”
Y me pregunto si esas respuestas serán de ellos, o solo las repiten como las han aprendido, con la vehemencia que la emoción les otorga.
Si yo estuviera frente a Jesús, pidiéndole seguirlo, estaría en un lugar muy similar al rico. Conozco la escritura y he guardado los mandamientos desde mi juventud, he tropezado en algunos, pero en general, no soy de los impíos, ni mucho menos. Según yo, estoy haciendo con mi vida y mis actos, una vida limpia (en lo humanamente posible) y recta.
Pero viene Jesús y me dice:
- HENRY, TODAVIA TE FALTA UNA COSA.
Y yo pienso. No es familia lo que me ata, no son amigos, no son posesiones, no es mi arte, no es trabajo. Muchas cosas ni siquiera las tengo, ni siquiera las he buscado, así que dejarlas, si las tuviera…
Pero hay anhelos. Hay anhelos del corazón, cosas que no tengo pero si he buscado, Nunca he tenido, pero son importantes y llenan mi corazón.
Entonces El me dirá:
- - Renuncia a tus anhelos, ven y sígueme.
Y entonces, Oh joven rico, estoy justo en tus zapatos, pero yo no soy tu. ¿A quién les regalo mis anhelos que son muy míos? ¿Cómo callo mi corazón con sus afanes? ¿A poco solo se presiona el botón y ya? Pero tomo la resolución:
- Está bien, no es algo que pueda hacer fácil, pues son anhelos de juventud y han estado conmigo de años, pero si es lo que necesito hacer, lo haré. Solo déjame acompañarte mientras se apagan, mientras se evaporan.
Y la pregunta es: ¿Por qué quisiera Cristo que renuncie a mis anhelos? A caso le gusta que le siga gente estoica? ¿Por qué quiero yo seguirlo, tanto lo amo?
Y he aquí donde me encuentro.
¿Lo admiro?: Si, y mucho. ¿Lo amo?: No podría decir que sí.
¿Porque querer seguirlo entonces?
Sé que El me ama, me lo ha demostrado en muchas ocasiones, no con bienes materiales, no con deseos cumplidos (de hecho casi nunca me cumple nada, Padre riguroso ha sido conmigo). Pero ha procurado bendecirme en esos momentos que yo por necedad no he querido buscarlo ni pedirle nada. Me ha dado conocimiento e inteligencia y me ha presentado situaciones que me han hecho dudar y me han hecho también convencerme. Me ha mostrado situaciones donde no alcanzo a comprender porque se actúa de tal modo y me ha permitido sembrar la semilla en mi corazón de mejorar esas cosas. He ha dejado ir y venir y sentirme libre y cada vez me ha recibido con los brazos abiertos. Como un hijo libertino, no estoy acostumbrado a sentir que amo a mi padre, pues considero las muestras de cariño sentimentalismos fuera de mi estatus.
Pero estoy cansado de este andar. Y El ha puesto en mi camino a hermanos que como yo, están justo en este punto. Avergonzados, con anhelos, con dudas, con carga extra en el corazón (y no me refiero a pesares que queramos que EL nos sane). Pero que sienten que el Padre no ha dejado de llamarnos y quiere recibirnos.
¿Porque hay algo a que renunciar?
Porque Dios solo nos pide una cosa, solo quiere una cosa, solo nos invita a una cosa: Que lo amemos más que a nada. Quiere, busca una relación completa, El-Nosotros (YO). Sin nada más importante en el corazón. Yo pienso que no es que tiremos nuestros anhelos, sino más bien, que ellos no gobiernen nuestra vida. Que el primer lugar sea en El. No quiere privarnos de nuestros anhelos, al igual que no quería la vida de Isaac.
Por eso hoy estoy aqui, entregandome tal cual estoy, y buscando mi lugar en su rebaño. No quiero pedirle nada, porque ya mucho me ha dado y me dará sin que le pida. Quiero darle, quiero ofrendarle lo único que puedo dar: Mi compromiso.
Soy impulsivo, soy apático, soy reflexivo, indeciso, soy entusiasta, soy un cumulo de fases y contradicciones, pero se que el me tiene un lugar justo para todas mis peculiaridades y me sabrá indicar, cuales ya no son necesarias.
Aqui estoy, amigos, hermanos de cada viernes. Aqui estamos, comenzamos.
domingo, 10 de octubre de 2010
Con un poco de sabor japones

Llevo algún tiempo siendo asiduo fan del anime (unos dos años), y en ese momento ya llevaba varias series digeridas, con horas-fin de semana invertidas hasta la madrugada pues las historias me enganchaban. Pero leer el manga siempre me había parecido deficiente, como que podría faltarle algo a la narración limitada por viñetas. No tiene la libertad que da una redacción pura y le faltan los toques especiales que concede la animación, por lo que debería ser una expresión limitada de la historia, que mejoraría al llevarla al anime.

Pues que descubrí: Nada más lejos de la realidad. Realmente estos dibujantes japoneses son unos maestros en combinar los cuadros, las escenas, gestos, espacios y en motivar la imaginación del lector que enriquece el enlace entre viñeta y viñeta. En fin, la historia si al caso se multiplica en detalles y en matices.

El primer manga que leí fue Video Girl Ai de Masakazu Katsura, esto cuando estaba en la preparatoria, en aquellos legendarios años. Un amigo me prestó algunos tomos que me engancharon de inmediato, pues la historia me gustaba y el protagonista me identificaba plenamente.

No logré terminar de leer la historia, pero se quedó en mi mente como algo que hacer en el futuro. Y así pasaron varios años, hasta que a finales de la carrera, se abrió una sucursal de la editorial en mi ciudad. Cosa natural que fui a conseguir todos los tomos. He de confesar que me hice con todos.

Sin embargo mi historia termina triste pues le presté mi tesoro a una amiga que además de que no los leyó, los dejó en algún lugar perdido en su casa donde les cayó la lluvia y terminaron hechos sopa. Fin de la historia de los tomos de Video Girl Ai.

La primera historia que lei online es la muy afamada Ichigo 100% de Mizuki Kawashita, una historia Shonen de vida escolar y situaciones sentimentales que giran en torno a Jumpei Manaka. Una historia que me pareció muy agradable.

Entre los dos tipos de historia más comunes, que son Shonen y Shojo, dirigidos a chicos y chicas de edad escolar respectivamente. He encontrado que ambos tienen historias muy buenas. Una que me gustó mucho pues me hizo desternillarme de risa fue LOVELY COMPLEX de Aya Nakahara, las ocurrencias de Otani y Rita son geniales. Los temas un poco más fuertes, de contenido adulto (no necesariamente hentai OJOO!!) vienen en el tipo Seinen.

Muchos piensan que leer manga o ver anime es para niños. Bueno con los ejemplos que pone la televisión abierta sobre anime no me sorprende esa opinión. Sin embargo hay un gran abanico de temas e historias en el repertorio, que no se pueden encasillar en “caricaturas para niños”, pues algunas resultan demasiado maduras y fuertes aun siendo Shonen.


Hay fanáticos de todo tipo de historias de manga y anime a lo ancho del globo, en casi todos los idiomas. Con gente de Fansubs que se dedican a difundir las historias y dejarles dar un vistazo a los que quieran conocer sobre ellos, traduciendo y editando miles de mangas.

Les invito a que se animen y lean o vean algo de manga o anime, realmente hay de todo y para todo, seguro encontraran algo que les guste.
lunes, 28 de septiembre de 2009
Preludio

Una cuadra antes de llegar a la plaza pasé por un paradero de camiones, justo cuando pasaba vi a una persona con una botella de plástico rellena de algo que parecía ser arroz pidiendo permiso al camionero para subir a realizar su acto, el camionero le puso mil pretextos; al final el músico tuvo que pagar su pasaje para poder subir, cosa que considero justa, porque como mínimo el sacaría unos veinte pesos limpios, y si tiene suerte hasta cincuenta pesos, siempre hay gente dispuesta a darles algo, aunque yo no. A veces pienso que ser payaso , músico de camión o limosnero podría ser un buen trabajo,…si tal vez un día de estos...
martes, 4 de agosto de 2009
...Siguiendo mi camino

Veo el mundo que corre, veo gente que va a la disco 6 días a la semana, veo gente que se pasa privada de borracha cada fin de semana, veo gente que deja fortunas en ropa y vestimenta. Yo me pregunto: ¿eso es algún síntoma de que algo anda mal? Como si todo aquello fuera una muletilla para una vida vacía, como si el faltar al ritual semanal perdiera a la persona y le hiciera abrir los ojos y mirarse a si misma… vacía. Muchos dirán: “¿Que te pasa? Yo soy feliz como soy, viviendo así, no tengo ningún problema.” Entonces, ¿porqué tanto apego a lo materia? ¿A la satisfacción de los sentidos? ¿A poco el mundo es un mundo hedonista puro? Pues también el medio para hallar esas satisfacciones puede ser inconveniente, además no todos los placeres son positivos.
¿Dónde están los que miran la vida y se preguntan miles de cuestiones? ¿Los inconformes, los que quieren conocer el otro lado del rió? Yo los busco, porque siento que solo con ellos me entiendo. Este mundo corre, vuela, se mueve muy rápido, pero no va por mi camino, no puedo ni quiero seguirlo. Pero tampoco quiero estar solo todo el tiempo, si, tengo necesidades, lo reconozco, no se si sea bueno o malo el necesitar algo, pero la necesidad viene de la insatisfacción, de la ausencia, así que cuando se necesita algo, que hay de malo en querer satisfacer, especialmente cuando nunca lo ha sido. No trato de volverlo una carrera de satisfacciones, arriba he mencionado que estoy en contra de ello. Pero todo tiene su lugar y su cantidad. A veces siento una completa incapacidad para conectarme con los demás, y no se hasta que punto he sido yo el que se ha alejado y cuanto se han alejado los demás. No es que se alejen deliberadamente (o yo), es solo que nuestras motivaciones apuntan hacia lugares y situaciones diferentes. Luego entonces, ¿vamos paralelos o divergentes? ¿Hay alguien que diverja conmigo? Quisiera sentir que no vuelo solo… Que no puedo caer sin ser rescatado…